viernes, 24 de enero de 2014

ANIMAL, Comentario de FABIANA BARREDA


                                      ANIMAL
                                               
                                                   “La primavera pasa
                                                    lloran los pájaros
                                                    son lágrimas los ojos de los peces”
                                                    Matsuo Basho (1644-1694) haiku


En el año 300 d.C., en China, el pintor Hsieh Ho escribe en su ensayo sobre la pintura, seis principios que rigen a un artista.

El primero, de estos principios, consideraba que hay en la naturaleza una energía o espíritu (Chi) que da vida a todas las cosas, con la que el pintor debe armonizarse para ser capaz de infundir esta vida a sus pinturas.

El “Chi” se consideraba una presencia en todos los seres vivos, humanos, plantas y animales, esa fuerza era la que quedaba impregnada en la tela si el artista lograba alcanzar ese estado de armonía.

En las obras de Inés nos remontamos a esta antigua tradición donde la práctica pictórica es una práctica espiritual, cuya percepción requiere de un acto contemplativo, profundo e introspectivo, como un rito o una ceremonia.

La atmósfera de estas obras nos llevan a un estado de flotación y vacío, en el cual las presencias que devienen de la niebla verde, se corporizan en miradas abismales suaves y silenciosas.

Esta figuración metafísica es una sutil veladura sobre ese estado de vacío, donde la suspensión temporal acontece y este bestiario toma vida de ese otro espacio espiritual que se alcanza en la pintura.

Un margen a un mundo paralelo es abierto, un paso fugaz de energía queda en la superficie de la tela, en ese instante somos testigos de la inquietante mirada de un animal, que luego de atravesarnos como flecha, se pierde en la bruma.



                                                                                      
 Fabiana Barreda

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